Oración del burrito

Oración del burrito

Señor: Ah…, ah…, ahaaa… Perdona, Señor, se me escapó un rebuzno. Soy un pobre borrico. Me conoces desde aquella Nochebuena en que lloriqueaste entre mis pajas. Y porque me conoces tan de largo, comprendes también mi tozudez, hecha a fuerza de palos y de ayunos.

Sabes de mi coraje para aguantar impávido bajo la carga, y ser sólo lo que quisiste que fuera: un borrico. Perdona si acaso te dejo en mal lugar con mi torpeza, mi tozudez y mi desconfianza. Y comprende, también, que cuando me apalean sin motivo me dan ganas de cocear a quien sea y revolcarme. ¡Ojalá que lo mío hubiese sido acariciar a los niños con mi morro de terciopelo a lo “Platero”!

No te pido que me hagas distinto, Señor. Te pido fuerza para seguir siendo como me soñaste. Que los hombres comprendan que, aunque burro, también soy criatura tuya.

Hay algo, sin embargo, que me anima: ¿recuerdas aquel día que enviaste a tus discípulos en busca de un borrico? Les advertiste: – “si alguno os dice algo, decidle: el Señor lo necesita”. Para vivir y ser feliz me sigue bastando esto: ¡saber que Tú me necesitas! Amén.

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