La Santísima Trinidad

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Santísima Trinidad

¿Qué es el misterio de la Santísima Trinidad?

Así respondió el Padre Pío de Pietrelcina a esta pregunta:

"Hija, ¿quién puede comprender y explicar los misterios de Dios? Se llaman misterios precisamente porque no pueden ser comprendidos por nuestra pequeña inteligencia. Podemos formarnos alguna idea con ejemplos. ¿Has visto alguna vez preparar la masa para hacer el pan? ¿qué hace el panadero? Toma la harina, la levadura y el agua. Son tres elementos distintos: la harina no es la levadura ni el agua; la levadura no es la harina ni el agua y el agua no es la harina ni la levadura. Se mezclan los tres elementos y se forma una sola sustancia. Por lo tanto, tres elementos distintos forman unidos una sola sustancia. Con esta masa se hacen tres panes que tienen la misma sustancia pero distintos en la forma el uno del otro. Eso es, tres panes distintos el uno del otro pero una única sustancia.

Así se dice de Dios: Él es uno en la naturaleza, Trino en las personas iguales y distintas la una de la otra. El Padre no es el Hijo ni el Espíritu Santo; el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. Son tres personas iguales pero distintas. Sin embargo, son un solo Dios porque única e idéntica es la naturaleza de Dios".

Palabras del Papa Francisco sobre la Santísima Trinidad

La Trinidad es el fin último hacia el cual está orientada nuestra peregrinación terrenal. El camino de la vida cristiana es, en efecto, un camino esencialmente ‘trinitario’: el Espíritu Santo nos guía al conocimiento pleno de las enseñanzas de Cristo. Y también nos recuerda lo que Jesús nos ha enseñado: Su Evangelio. Y Jesús, a su vez, ha venido al mundo para hacernos conocer al Padre, para guiarnos hacia Él, para reconciliarnos con Él. Todo, en la vida cristiana, gira alrededor del misterio trinitario y se cumple en orden a este misterio infinito. Intentemos pues, mantener siempre elevado el ‘tono’ de nuestra vida, recordándonos para qué fin, para cuál gloria nosotros existimos, trabajamos, luchamos, sufrimos. Y a cuál inmenso premio estamos llamados.

Este misterio abraza toda nuestra vida y todo nuestro ser cristiano. Lo recordamos, por ejemplo, cada vez que hacemos la señal de la cruz: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y ahora los invito a hacer todos juntos – y con voz fuerte - la señal de la cruz ¡todos juntos! En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.


Oración a la Santísima Trinidad

Te adoro, Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas y un sólo Dios. Me postro en el abismo de mi nada ante Tu divina majestad.

Creo firmemente y estoy dispuesto a dar la vida en testimonio de todo lo que nos ha revelado en la Sagrada Escritura y de los misterios que por medio de tu Iglesia nos has manifestado.

En Ti deposito mi confianza; y de tu mano, Dios mío, vida única, esperanza mía, deseo, espero y quiero recibir todos los bienes, espirituales o corporales, que pueda alcanzar en esta vida o en la otra. Desde hoy y para siempre te consagro mi cuerpo y mi alma, todas mis potencias, la memoria, el entendimiento, la voluntad y todos mis sentidos.

Te prometo no consentir jamás, en cuanto esté de mi parte, en que se infiera la más mínima ofensa a tu divina majestad.

Propongo firmemente dedicar toda mi existencia, mis facultades y energías, a tu servicio y gloria.

Estoy dispuesto a sobrellevar ludas las adversidades que tu mano paternal quiera imponerme para dar gusto a tu corazón.

Quisiera esforzarme con todo mi ser, para que todos sirvan, glorifiquen y amen a Dios su Creador.

Me gozo intensamente de tu eterna felicidad, y me siento jubiloso por tu gran gloria en el cielo y en la tierra.

Te doy infinitas gracias por los innumerables beneficios concedidos, a mi y al mundo entero, y por los que continuamente, día tras día, concede tu benigna providencia.

Amo tu infinita bondad por sí misma con todo el afecto de mi corazón y de mi alma: y desearía, si me fuera posible, amarte como te aman los ángeles y los justos, con cuyo amor uno el mío.

A Tu divina majestad, en unión de los méritos de la pasión, vida y muerte de Cristo, de la bienaventurada siempre Virgen y de todos los santos, ofrezco desde ahora para siempre todas mis obras, purificadas por la preciosísima sangre de nuestro Redentor Jesús.

Quiero participar, en lo posible, de las indulgencias obtenidas por medio de las oraciones y obras, y deseo aplicarlas como sufragio por las almas del purgatorio.

Quiero también ofrecer, en la medida de mis fuerzas satisfacción y penitencia por todos mis pecados.

Dios mío, siendo tú infinitamente digno de todo amor y servicio, por ser quien eres: me arrepiento de todo corazón de mis pecados, y los detesto más que todos los males, puesto que tanto te desagradan a ti. Dios mío, a quien amo sobre todas las cosas: te pido humildemente perdón, y hago firme propósito de nunca ofender a tu divina bondad.


Trisagio a la Santísima Trinidad

La Santísima Trinidad

Ofrecimiento: Os rogamos, Señor, por la Santa Iglesia y Prelados de ella, por la exaltación de la fe católica, extirpación de las herejías, paz y concordia entre las naciones, conversión de todos los infieles, herejes y pecadores; por los agonizantes y por los caminantes; por las benditas almas del purgatorio y demás piadosos fines de nuestra Santa Madre la Iglesia. Amén.


V. Señor abre mis labios.

R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

V. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Dios, Uno en Esencia y Trino en personas: aquí tienes una de tus humildes criaturas que reconoce en sí la venerable imagen de Tu Trinidad Santa. Confieso que no he cumplido con las obligaciones a que me empeña el honor de esta divina semejanza. He pecado, Dios mío; pero nunca negué, sino he creído constantemente en el Padre, en el Hijo, y en el Espíritu Santo: que el Padre no tiene principio alguno; que el Hijo es producido por el Padre, a quien es consustancial, y que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo; de cuyo amor recíproco es término también consustancial a ambos. Que el Padre no es primero que el Hijo, ni los dos primeros que el Espíritu Santo. Adoro al Padre como Dios, al Hijo como Dios y al Espíritu Santo como Dios; y con todo, en los tres sólo creo y adoro un solo Dios. Yo no entiendo, Señor, este misterio; pero cautivo mi entendimiento en obsequio de la fe, para mayor gloria tuya y mérito mío. Ofrezco estos profundos sentimientos de religión, de reverencia y amor, como unos votos gratos a tu santidad, para que por ellos perdones tantas ofensas cometidas por mí, contra tu Majestad increada. A ti suspira la trinidad miserable de mis potencias: mi memoria enferma de fragilidad, mi entendimiento lleno de ignorancia, mi voluntad contagiada de inclinación al mal. Sánala, santifícala y concédeme tu gracia para que jamás falte a los propósitos que te has dignado inspirarme.

Yo prometo de todo corazón, dedicarme desde hoy en adelante, a vivir cristianamente, ayudado de tu santa gracia y a invocar el Misterio de tu Augusta Trinidad en quien espero encontrar misericordia, piedad y ayuda para siempre. Amén.

V. Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal.

R. Ten misericordia de nosotros.

Con los Serafines


Se reza un Padrenuestro y un Gloria al Padre y en seguida se dice la siguiente invocación nueve veces:

V. Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos.

R. Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria.

Luego se añade:

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

V. Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal.

R. Ten misericordia de nosotros.



Con los Querubines

Se reza, un Padrenuestro y un Gloria al Padre y en seguida se dice la siguiente invocación nueve veces:

V. Santo, Santo, Santo. Señor Dios de los ejércitos.

R. Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria.

Luego se añade:

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

V. Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal.

R. Ten misericordia de nosotros.



Con los Tronos:

Se reza un Padrenuestro y un Gloria al Padre y en seguida se dice la siguiente invocación nueve veces:

V. Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos.

R. Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria.

Luego se añade:

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

V. Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal

R. Ten misericordia de nosotros.



Oración a Dios Padre

Omnipotente y Sempiterno Dios Padre, que con tu Unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, Uno en la Esencia y Trino en las personas. Yo te adoro, venero y bendigo con las tres angélicas Jerarquías; y con los tres Coros de la primera: amantes Serafines, sabios Querubines y excelsos Tronos, te aclamo Santo, Santo, Santo, poderoso y eterno Padre del Verbo Divino, principio del Espíritu Santo, Señor de los cielos y tierra, a quien sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.



Con las Dominaciones

Se reza un Padrenuestro y un Gloria al Padre y en seguida se dice la siguiente invocación nueve veces:

V. Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos.

R. Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria.

Luego se añade:

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

V. Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal.

R. Ten misericordia de nosotros.



Con las Virtudes

Se reza un Padrenuestro y un Gloria al Padre y en seguida se dice la siguiente invocación nueve veces:

V. Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos.

R. Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria.


Luego se añade:

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

V. Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal.

R. Ten misericordia de nosotros.


Con las Potestades

Se reza un Padrenuestro y un Gloria al Padre y en seguida se dice la siguiente invocación nueve veces:

V. Santo, Santo, Santo, Señor de los ejércitos.

R. Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria.


Luego se añade:

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

V. Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal.

R. Ten misericordia de nosotros.


Oración a Dios Hijo

Sabio y soberano Dios Hijo hecho Hombre por nosotros, que con tu Eterno Padre y Divino Espíritu eres un solo Dios, Uno en Esencia y Trino en las personas. Yo te venero, bendigo y adoro con las tres Jerarquías de los Ángeles; y con los Coros de la segunda: Dominaciones, Virtudes y Potestades, te aclamo Santo, Santo. Santo, omnipotente, Verbo Divino y Unigénito Hijo de Dios, principio del Espíritu Santo, Señor de los cielos y tierra, a quien sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.


Con los Principados

Se reza un Padrenuestro y un Gloria al Padre y en seguida se dice la siguiente invocación nueve veces:

V. Santo, Santo, Santo, Señor de los ejércitos.

R. Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria.


Luego se añade:

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

V. Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal.

R. Ten misericordia de nosotros.


Con los Arcángeles

Se reza un Padrenuestro y un Gloria al Padre y en seguida se dice la siguiente invocación nueve veces:

V. Santo, Santo, Santo, Señor de los ejércitos.

R. Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria.


Luego se añade:

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

V. Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal.

R. Ten misericordia de nosotros.

Con los Ángeles

Se reza un Padrenuestro y un Gloria al Padre y en seguida se dice la siguiente invocación nueve veces:

V. Santo, Santo, Santo, Señor de los ejércitos.

R. Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria.


Luego se añade:

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

V. Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal.

R. Ten misericordia de nosotros.

Oración a Dios Espíritu Santo

Amante Dios, Espíritu Santo, Amor Divino, que con el Eterno Padre y su Unigénito Hijo eres un solo Dios, Uno en la Esencia y Trino en las personas. Yo te bendigo, adoro y venero con las Jerarquías angélicas; y con los tres Coros de la tercera: Principados, Arcángeles y Ángeles, te aclamo Santo, Santo, Santo, Divino Amor y suavísima unión del Eterno Padre y del Hijo, procediendo en amor de uno y otro, Señor de los cielos y tierra, a quien sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.


Antífona

Tres son los que dan testimonio en el cielo, el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo, y estos tres son una misma cosa.

V. Bendigamos al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Alabémosle y ensalcémosle por todos los siglos.


Oración

Altísimo e incomprensible Dios, que dentro del Santuario de tu divina naturaleza, donde nadie entra, tienes encerrado el Misterio de tu Trinidad Santa, a quien no se puede correr el velo para verla de lleno, sino que todas las creaturas debemos adorarla profundamente desde fuera: dígnate recibir nuestros humildes votos, deprecaciones y alabanzas, que presentamos reverentemente al pie del trono de tu inefable Majestad, por los merecimientos de nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina en unidad del Espíritu Santo y es Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.


Gozos

A Dios Trino y Uno

¡Oh Señor Dios! En dulce canto

Te alaban los Querubines

Y Ángeles y Serafines

Dicen Santo, Santo, Santo.

Eterna y pura Deidad

De incomparable excelencia, Que en la Unidad de tu esencia

Encierras la Trinidad:

De nuestra fe la humildad

Te adoro en sencillo canto.

Ángeles, etc.

Tu piedad y tu ternura

Van diciendo las edades,

Y en el mar de sus bondades

Se pierde toda criatura

Tú disipas la amargura.

Y enjugas el triste llanto.

Ángeles, etc.

Tú del hombre delincuente

Tiernos suspiros recoges,

Y sus plegarias acoges

Porque eres Padre clemente

¿Quién, amándote, no siente

Trocarse en dicha el quebranto?

Ángeles, etc.

Nuestros padres celebraron

Con sus cánticos de gloria

De tus prodigios la historia,

Que gozosos admiraron.

La fe, Señor, nos legaron,

Que es nuestro escudo y encanto.

Ángeles, etc.

Cuando tu justa venganza

Con plagas al hombre aterra,

Y hace estremecer la tierra,

Y airada sus rayos lanza;

La luz de nuestra esperanza

En tu nombre sacrosanto.

Ángeles, etc.

Tus excelsas bendiciones

Derrama pródigo y tierno,

Y a tus hijos ¡Dios eterno!

Coima de inefables dones.

Tanto bien, prodigio tanto.

Ángeles, etc

¡Quién del amante Isaías

Ardiera en el sacro fuego.

Para alzar su humildad ruego

¡ En divinas melodías!

Supla a nuestras voces frías

La tierra, el mar: entre tanto.

Ángeles, etc.

Por el misterio que adora,

¡Oh Dios! Tu escogida grey,

Siga tu divina ley,

Y de la muerte en la hora,

Con su sombra bienhechora

Nos cubra tu regio manto.

Ángeles, etc.

¡ Señor Dios! En dulce canto

Te alaban los Querubines,

Y Ángeles y Serafines

Dicen Santo, Santo, Santo.

Antífona

Bendita seas, Santa Trinidad y Unidad indivisible de nuestro Dios: nosotros confesamos este Misterio Augusto de tu Ser, con cuanta reverencia podemos, porque no cesas de ejercitar en nosotros tu misericordia.

V. Bendito eres, Señor, en el firmamento del cielo.

R. Y llena está de tu gloria toda la tierra.

Oración

Omnipotente y sempiterno Dios, que has concedido a tus siervos la gracia de conocer en la confesión de la verdadera fe la gloria de la eterna Trinidad de tus personas, y de adorar en el poder de la Majestad la Unidad de tu incomprensible naturaleza, nosotros te suplicamos, que por la firmeza de esta misma fe, seamos libres de todo género de adversidades. Por nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

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