VIVENCIA CRISTIANA

Capítulo III: VIDA ESPIRITUAL
Autor: Felipe Santos, OSB


Las familias espirituales


“El viento sopla a donde quiere”(Juan 3,8).


Nadie puede reivindicar el monopolio del Espíritu. Los cristianos se bautizan con agua y con el Espíritu. Desde Pentecostés, la manifestación del Espíritu se hace en todas las lenguas. Va a ser a la largo de la Tradición cristiana, por la diversidad de dones del Espíritu, creadores de corrientes y de familias espirituales.

He aquí algunos criterios que permiten hablar verdaderamente de una corriente espiritual que forma escuela:

.Acentos e insistencias particulares sobre tal o cual punto de la vida cristiana, que da una coherencia de conjunto a la marcha espiritual,
. Una manera de orar y de acercarse a la misión,
.Elementos de pedagogía espiritual,
Textos bíblicos preferidos,
Enraízamiento en una experiencia espiritual personal fuerte y determinante.

Espiritualidad de los eremitas


Una espiritualidad de excepción, en la que se deja todo para pensar solamente en Dios: ascesis, penitencia, pobreza, obediencia, vida sumida en el silencio de la soledad que se convierte en plenitud...

Las grandes figuras: de san Antonio (251-356) a la cartuja de san Bruno (1035-1101). Los Cartujos son eremitas con una parte de su vida en común.
Hoy, las Hermanitas de Belén son eremitas


La espiritualidad monástica

La institución monástica de Francia data del 361 con la fundación del Ligugé por san Martín. El monasterio de Lérins se fundó en el 400 por san Honorato y el de san Víctor en Marsella por Casiano.
Con san Benito, la espiritualidad monástica se desarrolla: funda en el 529 el monasterio Montecasino ( entre Roma y los Alpes). Estableció una regla de vida que se impone progresivamente en occidente (generalizada en el siglo IX cuando el Sínodo d´Aix. La- Chapelle).
Entre las personalidades que han marcado la orden benedictina: san Bernardo de Claraval en el siglo XII.

La espiritualidad de los místicos


El siglo XII, período de renovación económica, se caracteriza igualmente por una efervescencia religiosa. Una nueva sed se apodera de los hombres y de las mujeres de condiciones sociales y de edades diferentes. Algunos inaugurarán nuevos caminos espirituales en el seno de la Iglesia; uno de los más originales será el beaterio. Entre las grandes figuras; Hildehgarda de Bingen.

Maître Eckhart, dominico ( 1260-1328), centró su mensaje sobre “Dios viene a habitar en nosotros”. Su obra ha dado lugar a fundaciones filosóficas y teológicas. La obra de Jean Tauler ( 1300-1361( se extiende de 1323 a 1361, y se distingue por su talento de predicador. Los dos pertenecen a los místicos de la Rhenania.

La espiritualidad de las órdenes mendicantes

El siglo XIII ve nacer las órdenes mendicantes por iniciativa de los santos san Francisco de Asís, Domingo, Tomás de Aquino y Buenaventura. Estas órdenes mendicantes predican una vuelta a un espíritu de pobreza y a la fraternidad de los orígenes: los dominicos o hermanos predicadores, franciscanos o hermanos menores, las clarisas... Abandonan el claustro y hacen del mundo a la vez un lugar de vida consagrada y el campo de su misión.


La espiritualidad de la familia ignaciana


En 1522, Ignacio de Loyola hace una experiencia espiritual que orienta su vida. Anota en un cuaderno algunos descubrimientos que podrían ayudar a otros a hacer lo mismo. Estas notas serán “Los Ejercicios Espirituales”. Las ideas fuerza de san Ignacio: confianza en el hombre, educación de su libertad, respeto a las mediaciones, tomarse en serio el mundo como lugar de la presencia de Dios.

La espiritualidad ignaciana no se define por ninguna fórmula marco, no lleva ni a la práctica de una virtud, como la pobreza u obediencia, ni a un tipo de apostolado, como la presencia entre los enfermos, moribundos, o tal o cual categoría social. Va derecha el corazón mismo de la misión universal de la Iglesia y prepara para esta misión a hombres y mujeres que quieren- por la gracia de Dios- estar plenamente libres y disponibles.

Entre las grandes figuras: san Ignacio de Loyola (1491-1556), san Francisco Javier ( 1506-1552).


La espiritualidad carmelitana

La orden del Carmelo se fundó a principios del siglo XIII con la aprobación del Patriarca de Jerusalén. En el siglo XVI, en el contexto de la reforma protestante y del Concilio de Trento, Teresa de Avila y san Juan de la Cruz renuevan en la Orden el sentido de la oración y de la pobreza,

Entre las grandes figuras; santa Teresa de Avila ( 1515-1582), san Juan de la Cruz ( 1542-1591) y más cercanos: santa Teresa de Lixieux ( 1873-1897), santa Teresa Benedicta de la Cruz ( conocida con el nombre de Edith Stein 1891-1942).


La espiritualidad de la “Escuela Francesa”


La corriente de la “escuela Francesa” corresponde a la renovación de la vida cristiana en la Francia de Pierre de Bérulle ( 1575-1629). Es la fuente de un poderoso impulso espiritual y misionero, bautizado al final del siglo XIX con el nombre de “Escuela Francesa de espiritualidad”, en la que participaron san Juan Eudes, Jean- Jacques Olier y san Vicente de Paúl, entre muchos otros.

Todos estos hombres fueron a la vez “espirituales” y “apostólicos” o “misioneros”, y propusieron una espiritualidad a todos los cristianos.
Las grandes líneas son el descubrimiento de la grandeza del amor de Dios y la insistencia en la unión personal de cada cristiano con Cristo.

Esta Escuela se desarrolló con hombres tan diversos como ricos en su personalidad y en sus iniciativas como san Vicente de Paúl ( 1581-1660), fundador de los sacerdotes de la Misión, Luisa de Marillac ( 1591-1660) de las Hijas de la Caridad, Jean- Jacques Olier (1608-1657) de la compañía de san Sulpicio y de los seminarios, san Juan Eudes ( 1601-1680) de la Congregación de Jesús y de María y de varias comunidades femeninas, san Luis Grignon de Montfort ( 1673-1716) cuya espiritualidad tiene un acento más mariano que las precedentes, y de san Juan Bautista dela Salle ( 1651-1719), fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.


La espiritualidad salesiana


San Francisco de Sales ( 1567-1632) tiene una visión optimista de Dios y del hombre. Insiste en el aspecto de gratuidad del amor de Dios que ama sin mérito. Fue en el siglo XIX cuando la espiritualidad salesiana va a encontrar un canal de difusión privilegiado en Don Bosco, fundador de los SALESIANOS ( Sociedad de san Francisco de Sales fundada en 1859, precedida de la fundación en 1841 de un Oratorio.

Entre las grandes figuras: San Francisco de Sales, Santa Juana de Chantal y la Visitandinas, San Juan Bosco.


La espiritualidad misionera


Las Misiones Extranjeras de París se fundaron en el siglo XVII. La Congregación del Espíritu o “Espiritanos” se creó en 1703 por Claude François Poullart des Places y se ha convertido en misionera en el siglo XVIII . El cardenal Lavigerie (1825-1892) funda en 1868 la Sociedad de los misioneros de Africa o Padres Blancos, y los Misioneros de Nuestra Señora de Africa o “Hermanas Blancas”


La espiritualidad foucauldiana

Madeleine Delbrêl ( 1904-1964) está convencida de que es posible vivir y anunciar el Evangelio a este mundo nuevo. Con tres condiciones: 1. Asimilar por sí mismo la fe y el Evangelio. 2. Consentir con una cierta soledad y de desierto, son las calles. Y en estas calles, se encuentra y se contempla a un pueblo que espera la salvación. 3. Lo más importante en esta evangelización es el carácter fraterno: no viene del exterior lo que hay que llevar a la humanidad. Viene de la comunicación del Amor de Dios con un lenguaje de fraternidad.

Entre las grandes figuras: Madeleine Delbrêl, los sacerdotes obreros, Padre Jacques Loew.
Las fraternidades monásticas de Jerusalén se fundaron en 1975 por el Padre Pierre-Marie Delfleu (1934) ha sentido el impulso de fundar en “el desierto de las ciudades” marcadas por muchas soledades y faltas de amor y verdad, de las Fraternidades monásticas urbanas que responden a la llamada de la Iglesia hoy y en el mundo de este tiempo.
Con coloridos particulares según la situación, viven el mismo carisma fundamental de la vida fraterna, de oración, trabajo y acogida en el corazón de las ciudades.

La espiritualidad conyugal

El Padre Caffarel fue uno de los maestros espirituales del siglo XX. Se le conoce como el fundador de la revista espiritual conyugal. Los “Equipos de Nuestra Señora” es un movimiento de espiritualidad conyugal creado en 1947 por el P. Caffarel que se dirige a las parejas unidas por el sacramento del matrimonio y las invita a un camino de progreso en el conocimiento y el amor de Dios y del prójimo.

Espiritualidad carismática


Son lo que se llama ordinariamente “nuevas comunidades”, entre las cuales destacan: El Camino nuevo, las Bienaventuranzas...Especificidad: enraizamiento en la experiencia de renovación interior llamada efusión del Espíritu.



La Biblia


La Biblia es el libro más leído en el mundo. Impregna nuestra cultura y nuestra civilización. Es portadora de valores de justicia, libertad y fraternidad.

La Biblia narra la historia de la alianza que Dios ha hecho con los hombres.

Para los cristianos la Biblia es la Palabra de Dios: creen que Dios el alguien que puede comunicarse con ellos. Dios se ha revelado a Israel por Moisés y los profetas y para los cristianos, por Jesucristo.
El da testimonio de las relaciones entre los hombres y Dios: relación hecha de fidelidad y de renuncia. Es un camino largo hacia la libertad y el amor.

Es un libro portador de sentido para los que buscan todo en su vida, verdad y la voluntad de Dios.

La Biblia, ¿ es sólo un libro?


La palabra griega “Biblos” significa “libro”. La Biblia es una biblioteca de 73 libros escritos sobre todo en hebreo y en griego en el transcurso de los siglos:

La Biblia se divide en dos grandes partes: El Antiguo y el Nuevo Testamento.

El Antiguo Testamento o libro de la primera alianza tiene 46 libros: los libros del Génesis, Exodo, Levítico, Números, Deuteronomio, libro de Josué, Jueces, los dos libros de Samuel, los dos libros de los Reyes, los libros de Isaías, Jeremías, Ezequiel, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías, los Salmos, el libro de Job, los Proverbios, Ruth, el Cantar de los Cantares, el Eclesiástico, el libro de las Lamentaciones, Esther, Daniel, Esdras y Nehemías, las Crónicas, el libro de Judith Tobías y los Macabeos.

-El Nuevo Testamento o libro de la segunda alianza comprende 27 libros: los cuatro Evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan), las Actas de los Apóstoles, las cartas a los Romanos, Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses Tesalonicences, Timoteo, Filemón, Hebreos, cartas de Santiago, Pedro, Juan, Judas y Apocalipsis.

¿De qué países habla la Biblia?

De los países de Oriente Próximo, de Egipto a Mesopotamia (Irak( y particularmente de Canaán, situado entre el Mediterráneo y el río Jordán. Es una zona de paso y de comercio deseado desde hace más de 3000 años por los países poderosos.

¿Cómo se escribe la Biblia?

La Biblia cuenta la historia del Pueblo de Israel de modo más teológico que histórico. Da un sentido a los acontecimientos más allá de lo que las personas han vivido y entendido.
Cada autor está enmarcado en su época, su lengua, su cultura. Hay, pues, una gran variedad de textos y estilos: narraciones de guerra (libro de los Reyes), textos poéticos: narración de la creación, los Salmos, textos de sabiduría: los Proverbios, libro de Job; textos jurídicos: el Levítico.
Los autores de los Evangelios emplean a menudo narraciones imaginadas- parábolas- para descubrirnos verdades profundas.

¿ Cómo encontrar un texto en la Biblia?

Cada libro está dividido en capítulos y en versículos que corresponden a una o dos frases del texto.
Las referencias indican primero el libro abreviado, después el capítulo y el versículo.
Por ejemplo, Mac 2,23-28 significa Evangelio de Marcos, capítulo 2, versículos 23 al 28.

Se puede encontrar la lista de los libros al comienzo de cada Biblia.


El domingo


A partir del siglo V, el nombre de “dies solis”, día del sol se reemplazó por el de “dominicus dies”, día del Señor en las lenguas latinas ( domingo, domenica, domingo).

Las lenguas germánicas han conservado la denominación escolar ( Sönntag, Sunday). Es el primer día de la semana: es a la vez el día en el que Dios creó el mundo y en el que Jesucristo resucitó.

El domingo es el día en el que los cristianos se reúnen para celebrar la Resurrección de Cristo. Es el centro de la vida de la Iglesia y de la vida cristiana.

El domingo es el día esencial de los cristianos. Da a la Iglesia su identidad, pues constituye la asamblea de los cristianos venidos para celebrar la Resurrección del Señor.

La asamblea es constitutiva de la vida de la Iglesia.: sin asamblea no hay Iglesia.
Cada domingo, y a veces cada día, los cristianos se reúnen para dar gracias y para compartir el pan y el vino, Cuerpo y Sangre de Cristo.

Al participar en la Eucaristía, los cristianos se juntan para revivir unidos la última comida de Cristo y el don que él hizo de su vida como signo del Amor más grande:” No hay amor más grande que dar su vida por aquellos a quienes se ama” (Juan 15,13).

¿Qué es la Eucaristía?

Es la consagración del pan en el Cuerpo de Cristo y del vino en su Sangre, renueva mística y sacramentalmente el sacrificio de Jesucristo en la Cruz.
Por otra parte, la recepción de Jesucristo sacramentado bajo las especies de pan y vino en la sagrada Comunión significa y verifica el alimento espiritual del alma. Y así, en cuanto que en ella se da la gracia invisible bajo las especies visibles, guarda razón de sacramento.

Tiene razón de sacrificio en cuanto se ofrece, y sacramento en cuanto se recibe.
La Eucaristía es el sacramento en el cual, bajo las especies de pan y vino, Jesucristo se halla verdadera, real y substancialmente presente, con su cuerpo, su sangre, su alma y su divinidad.
Es por eso, el más grande e importante de los sacramentos, de donde salen y hacia el que van todos los demás, centro de la vida litúrgica, expresión y alimento de la comunión cristiana.

La verdad de la presencia real, corporal y substancial de Jesús en la Eucaristía, fue profetizada por el mismo Señor antes de instituirla, durante el discurso que pronunció en Cafarnaúm, al día siguiente de haber hecho el milagro de la multiplicación de los panes y los peces,”Yo soy el pan de la vida, si uno come de este pan vivirá para siempre, pues el pan que yo os daré es mi carne, para la vida del mundo ( Juan 6,32-34,51).


El signo externo del sacramento son la materia ( pan y vino) y ls palabras de la consagración ( forma).

Confiere la gracia, como afirma el mismo Cristo: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna (Juan 6,54), o sea, la gracia, que es prenda de vida eterna.

Fue instituida por Jesucristo en la Ultima Cena, como consta repetidamente en la Escritura:” Mientras comían, Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y dándoselo a los discípulos, dijo:” Tomad y comed, esto Es mi cuerpo”. Y tomando el cáliz y dando gracias, se lo dio, diciendo:” Bebed de él todos, que ésta Es mi sangre del Nuevo Testamento; que será derramada por muchos para la remisión de los pecados” (Mateo 26, 26-28).


Enseñanza social

Desde los orígenes de la Iglesia, lo “social” forma parte del Evangelio: “El que ama a Dios, ame también a su hermano” escribe san Juan ( 1 Juan 4,21). Al dar de comer a quienes tienen hambre, de beber a los que tienen sed, al acoger a un extranjero, al visitar a enfermos, encarcelados....los discípulos responden claramente a la petición de su Maestro:” Cada vez que hagáis esto a uno de mis hermanos, me lo hacéis a mi” (Mateo 25,40).

La enseñanza social de la Iglesia tiene su raíz en el mensaje bíblico y sobre todo en el Evangelio y en la acción de millones y millones de personas que, en el transcurso de los siglos, han tomado partido por la defensa de la persona humana en el orden social, salud, economía, política...

Identidad de la Doctrina Social de la Iglesia


En los muchos y variados viajes-peregrinaciones que ha llevado a cabo el Papa Juan Pablo II, ha habido algunos que le han criticado por hablar de este tema. Ignorancia crasa. Decir que la Iglesia no tiene derecho a pronunciarse sobre asuntos sociales y políticos, es desconocer lo que hemos dicho anteriormente.

La doctrina social de la Iglesia no es un conjunto de recetas prácticas para resolver la cuestión social. Tampoco se trata de una ideología que pretende imponer una visión utópica, desvinculada de su situación concreta y sus verdaderas necesidades.
Los Papas han declarado que la Doctrina Social no es un punto medio o una tercera vía entre el liberalismo y marxismo, o una sociología que presenta soluciones racionales sin normativas en el campo de la moral.

Más bien la Doctrina Social es un conjunto de principios morales, de principios de acción y normas de juicio, abiertas a múltiples concreciones en la vida social. Se ayuda de todo lo positivo de las ciencias sociológicas, pero las trasciende al dar juicios éticos y morales que provienen de la Sagrada Escritura y la Tradición de la Iglesia.

La Doctrina Social de la Iglesia nació del encuentro del mensaje evangélico y de sus exigencias- comprendidas en el mandamiento supremo del amor a Dios y al prójimo y en la justicia- con los problemas que surgen en la vida de la sociedad.

La Iglesia tiene el derecho de intervenir en lo social

La Iglesia no está de acuerdo con el punto de vista que quiere reducirla la fe cristiana al ámbito puramente privado. Organizar la vida social sin Dios es organizarla en contra de los verdaderos valores e intereses humanos.
En el Vaticano II, la Constitución “Gaudium et Spes”, habló en el párrafo 43 de la necesidad de evitar la dicotomía entre la fe y la actividad social. Tal división llevaría a errores. En primer lugar: el rechazo de las responsabilidades propias de la vida civil. Esto podría ocurrir debido a una visión que excluye la importancia de los bienes terrenos por querer poner en primer lugar la ciudad eterna. El Concilio nos recuerda la fe nos debe llevar precisamente a un cumplimiento más perfecto de nuestro compromiso en este mundo.

En segundo lugar, es necesario desterrar el espejismo que considera las actividades terrenas como algo totalmente alejado dela religión. Los Padres conciliares nos hicieron ver cómo desde el Antiguo Testamento los profetas hablaban contra esta opinión.
Por ejemplo, en Isaías 58,1-12, el profeta declaró la necesidad de ayudar a los pobres y oprimidos, base fundamental de todo acto de culto.
En el Nuevo Testamento Jesús habló contra los que se contentaban con la observancia exterior de las normas de religión, sin ayudar a los demás. Por ejemplo en Marcos 7,10-13, Jesús condena a los que, bajo el pretexto de la religión, se niegan a sostener a sus padres.
En el mismo párrafo, el Vaticano II declara:”El cristiano que falta a sus obligaciones temporales, falta de a sus deberes con el prójimo; falta, sobre todo, a sus obligaciones para con Dios y pone en peligro su eterna salvación.”
La diferenciación de funciones entre el Estado y la Iglesia no implica que la Iglesia sea ajena a la cuestión social.


Santidad y santos


¿La santidad? A primera vista, se piensa en la canonización d personas “heroicas”. Las que han fundado órdenes religiosas: san Benito, santo Domingo,, san Francisco de Asís, san Ignacio de Loyola, santa Teresa de Avila, san Juan Bosco... O las que han hecho obras de caridad: san Vicente de Paúl, Madre Teresa de Calcuta...o educativas: San Jua Bautista de la Salle..


“Lo que hace la santidad, no es nuestra vocación, sino la tenacidad con la cual nos dejamos fascinar. Esta frase del libro “Calles de las ciudades, caminos de Dios” de Madeleine Delbrêl da la “receta” de la santidad: vivir la Bienaventuranzas.

La santidad no se reserva sólo a algunos. Es la vocación primera de todo bautizado. La santidad es don, una gracia y no un premio de excelencia. Ella viene de Dios. Es dejarse trabajar y moldear por la mirada de Dios en todas las acciones y pensamientos de cada día.

La santidad consiste en el “cumplimiento de la voluntad de Dios”.
Cristo quiere que las personas sean santas como su Padre lo es. Es una llamada exigente.

En el Antiguo Testamento, el hebreo “kadosch” (santo) significaba estar separado de lo secular o profano y dedicado al servicio de Dios. El pueblo de Israel se conocía como santo por ser el pueblo de Dios.

La santidad de Dios identificaba su separación de todo lo malo. Las criaturas son santas en cuanto estén en relación con El. La santidad de las criaturas es subjetiva, objetiva o ambas.
Es subjetiva en esencia por la posesión de la gracia divina y moralmente por la práctica de la virtud.

La santidad objetiva en las criaturas denota su consagración exclusiva al servicio de Dios: sacerdotes por su ordenación; religiosos y religiosas por sus votos; lugares sagrados, vasos y vestimentas por la bendición que reciben y por el sagrado propósito para el cual han sido reservados.

Por el Bautismo todos somos llamados a la santidad y en la Iglesia recibimos las gracias necesarias que proceden de los méritos de Jesucristo. Todos, sin embargo, sean sacerdotes, religiosos o laicos deben responder libremente a esas gracias para lograr la santidad.

Los santos y nosotros según el Concilio Vaticano II


En la vida de aquellos que siendo hombres como nosotros, se transformaron con mayor perfección en imagen de Cristo ( 2Corintios 3,18) Dios manifiesta al vivo entre los hombres su presencia y su rostro.

Veneramos la memoria de los Santos del cielo, con la unión de toda la Iglesia por su ejemplaridad; pero en el espíritu se vigorice por el ejercicio de la caridad fraterna (Efesios, 4,1-6).

Porque así como la comunión cristiana entre los viadores nos acerca más a Cristo, así el consorcio con los Santos nos une a Cristo de quién- como de fuente y cabeza-, dimana toda la gracia y la vida del pueblo de Dios.
Es, por tanto, sumamente conveniente que amemos, a estos amigos y coherederos de Cristo, hermanos también y eximios bienhechores nuestros; que rindamos a Dio las gracias que les brindemos por ellos, los invoquemos humildemente, y para impetrar de Dios beneficios por medio de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor que es el único Redentor y Salvador nuestro, acudamos a sus oraciones, protección y socorro. “Todo genuino testimonio de amor que ofrezcamos a los bienaventurados se dirige, por su propia naturaleza, a Cristo y termina en El, que es la Corona de todos los Santos. Por El va a Dios que es admirable en sus Santos y en ellos es glorificado (Lumen Gentium. Nº 50)

Textos:
-    Levítico (19,2): “Sed santos, pues yo, vuestro Señor, soy santo”.
-    Mateo (5,48): Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”.


Año litúrgico

El año litúrgico propone a los cristianos vivir el conjunto de la historia de la salvación y de la vida de Cristo, en el transcurso del año.

Comienza el primer domingo de Adviento, cuatro domingos antes de Navidad. Termina el domingo de Cristo Rey, al final de Noviembre.

Se divide en varios períodos:
-Tiempo de Adviento (cuatro semanas)
-Tiempo de Navidad y de Epifanía: desde la fiesta de Navidad hasta el bautismo de Cristo
-    El tiempo ordinario comienza después del bautismo de Cristo
-    Tiempo de Cuaresma: comienza el miércoles de ceniza
-    Tiempo pascual: dura hasta Pentecostés
Sigue a continuación el tiempo ordinario hasta el domingo de Cristo Rey.

El año litúrgico retoma los acontecimientos principales de la vida de Cristo: su nacimiento (Navidad), su muerte y resurrección (Pascua), el don del Espíritu Santo (Pentecostés).

Invita a los cristianos a acoger a Dios en su vida y permanecer con la mirada hasta la llega de su Reino. Todo se condensa en la Misa:” Proclamamos tu muerte, Señor Jesús, celebramos tu Resurrección, esperamos la venida de tu gloria.

Dios ha entrado en la historia humana para realizar un plan de salvación que culmina en la Muerte y Resurrección de Cristo; Dios- Jesucristo- ha entrado en el tiempo del hombre y lo ha santificado. El hombre, por tanto, celebra cada año, los acontecimientos de la salvación que trajo Jesucristo.

El eje sobre el cual se mueve el Año Litúrgico es la Pascua. Por lo tanto la principal finalidad consiste en acompañar gradualmente al hombre hacia una conformación auténtica de Cristo, muerto y resucitado.

El año litúrgico no puede ser un calendario de fechas que se recuerdan con cierta solemnidad, sino un camino de fe; camino que se ha de recorrer como en “espiral”, creciendo en la fe cada año, con cada acontecimiento celebrado; creciendo en el amor a Dios y a los hermanos; creciendo en seguir y parecerse cada vez más a Cristo hasta llegar a configurarse con El,- el hombre perfecto-.

Tiempos fuertes

Este itinerario de fe, que acompaña en forma progresiva al cristiano hacia la vivencia auténtica de Cristo, tiene varias etapas:

1.    Una preparación en el Adviento, como tiempo de despertar en la fe en vista de encuentro con el Señor.
2.    Una aceptación de Jesús el Salvador en la Navidad y mayor conocimiento de El, mediante el estudio y la meditación.
3.    Una purificación personal durante la Cuaresma para llegar a la vivencia pascual de Cristo Muerto y Resucitado.


El vértice de todo es la Pascua, con el gran Tríduo de la Vigilia Pascual, que mete al hombre en el misterio principal de nuestra Redención: La Resurrección de Jesús.

La celebración de la Pascua dura 50 días, precedida por 40 días de preparación- cuaresma- terminando con la efusión del Espíritu Santo en la fiesta de Pentecostés.
Estos son los llamados “tiempos fuertes” del Año Litúrgico. Además hay otras 34 semanas que constituyen el Tiempo Ordinario o Común. Es el tiempo en que se profundiza el sentido del conjunto de la Historia de Salvación.

Hay también otras fiestas dedicadas a la Virgen María y a algunos santos, pero están íntimamente ligadas con el misterio pascual.

Introducción Capítulo III
Capítulo I Capítulo IV
Capítulo II  

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